
En la tarde de ayer martes 04 de noviembre de 2025, en el año Jubilar de la Esperanza, miembros de la comunidad cristiana custodia del Santuario, la comisión de restauración de la Virgen y los peregrinos que se encontraban presentes, se celebró con alegría y emoción en el Santuario la Eucaristía con la cual se inicia el esperado proceso de restauración de la bendita imagen.
La celebración que fue presidida por el Obispo de la diócesis de Iquique Monseñor Isauro Covilli, en compañía de nuestro Rector el padre Eduardo Parraguez, y la presencia de diversos equipos que trabajan día a día para la mantención del templo y así disponer de la mejor manera la casa de la Madre del Cielo.
Durante su homilía Monseñor Isauro recordó las palabras del Evangelio, donde en la figura de la comida alrededor de mesa, en especial del altar, nos hacemos hermanos y por lo tanto responsables unos de otros. Nos recordó también que esta restauración de la Imagen venerada no se hace sólo con la técnica y expertiz de los escultores y artesanos, sino también con la oración de cada uno, y donde cada uno esta llamado también a restaurar su vida, su familia, su entrega.
Al finalizar la eucaristía, el rector hizo un recuerdo de lo que ha sido este proceso y entregó a los restauradores la Imagen de la Carmelita, quitándole las coronas de la Virgen y el Niño Dios, junto a la banda tricolor y el escapulario.
El obispo bendijo a los restauradores, recordándonos que es la Iglesia la que repara a su Madre, y es la Madre la que repara a su Iglesia. Luego se procedió a trasladar la imagen venerada a una sala dentro del Santuario, lugar donde se trabajará para su restauración, entre cantos y oraciones deseando que pronto podamos volver a encontrarnos.
La imagen venerada recibe cada año a miles de peregrinos que la saludan para pedir auxilio, protección y compañía en cada una de sus vidas. Constituye una talla en madera del siglo XIX, muy posiblemente de origen italiano. Se trata de una escultura policromada con una altura de 2,05 metros, que representa a la Virgen del Carmen, siguiendo los rasgos característicos de la iconografía carmelita. La Virgen aparece sentada sobre una pequeña nube, mientras sostiene al Niño Jesús, quien se apoya afectuosamente en ella.
Su presencia maternal en estas tierras nortinas ha permitido el encuentro de los hermanos en la fe, por ello la importancia de esta celebración que constituye el primer paso para que la Señora del Carmen pueda continuar mostrándonos a través de su Hijo lo que nos acerca más a Dios.
Desear para el equipo de restauración la compañía, la oración y la fe de este pueblo peregrino que espera volver a encontrarse con su Madre.
¡Te esperamos Carmelita!
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